En el sector de la hostelería y la restauración, esta realidad ha provocado una 35% de los establecimientos a adaptar sus instalaciones y habilitar habitaciones para los trabajadores. Las grandes cadenas hoteleras que ofrecen varias opciones han reservado hoteles o pisos enteros para alojar al personal, e incluso han optado por invertir en inmuebles con el mismo fin. Así lo afirma Luis Casals, presidente de la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome).
Un problema creciente
«No se trata de un problema nuevo, Lleva produciéndose al menos cinco añosCasals añade que el 65% de los hoteles tienen empleados locales y otros que, por su antigüedad, se han instalado en la isla, por lo que disponen de una mano de obra estable. Según Casals, la situación aún no es extrema en Menorca, pero señala que «el crecimiento del alquiler turístico y de las viviendas vacacionales ha cambiado el modelo turístico y tenemos que adaptarnos».
Fernando Estrade, director del Club Hotel Aguamarina, en Arenal d’en Castell, abierto desde principios de febrero para los turistas del Imserso, insiste en lo mismo. La dificultad para encontrar personal siempre ha existido, pero se ha agravado en los últimos años», afirma. Encontrar alojamiento a partir de marzo o abril, señala Estrade, se convierte en una auténtica odisea para los empleados que no viven en la isla. Más aún en un contexto turístico.
En temporeros extranjeros tienen que hacer frente al alojamiento turístico y a los elevados precios o no les queda más remedio.. En el Club Hotel Aguamarina, el personal principal vive en Menorca y la mayoría de los empleados fijos han comprado propiedades en la isla. Para otros que vienen de fuera, explica Estrade, se reserva parte de las habitaciones del hotel, aunque en temporada alta, admite, resulta poco práctico porque no hay capacidad suficiente.
En el caso de la cadena hotelera Meliá, con hoteles en Cala en Bosc, Cala Galdana, Sant Tomàs y Son Bou, la casuística y las necesidades son diferentes según la zona. La cadena tiene un alto porcentaje de empleados locales, aunque la plantilla también depende de un número importante de trabajadores de fuera de la isla que no encuentran residencia. La cadena resuelve este problema, por ejemplo, alojando a parte del equipo en las habitaciones del Hotel Sol Milanos Pingüinos desde la apertura de Villa Le Blanc.
Restauración
Los dos mercados más afectados, la hostelería y la restauración, comparten la misma visión de buscar soluciones desde los sectores público y privado y animar a los menorquines a trabajar en el sector turístico. «Pueden llegar turistas, pero si no hay trabajadores, no se puede prestar el servicio.» José Bosch, presidente de la Asociación de Restaurantes de Menorca, integrada en la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB).
La pandemia, señala, ha marcado un punto de inflexión. Desde entonces, y con una guerra en Europa que ha disparado la inflación, los costes son «inasequibles» y Bosch predice que parte de la oferta de restauración desaparecerá. La dificultad de acceso al alojamiento es un factor importante, que hace que la temporada deje de ser atractiva, dice, para muchos trabajadores cualificados y formados en zonas de turismo medio-alto, como los Pirineos.
‘Antes podíamos contar con empleados de zonas nevadas, como Baqueira Beret, pero ahora ya no vienen’, dice José Bosch. El alojamiento, que sólo está mínimamente disponible, y los precios excesivos repelen a los trabajadores potenciales y hacen vacilar a la plantilla. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos’, dice. El año pasado denunció el problema de encontrar mano de obra mínimamente cualificada. La falta de personal llevó a la industria a contratar empleados sin ninguna experiencia en plena temporada alta.
SOS» a la administración
No se trata, según el mercado hostelero, de condiciones laborales y económicas poco atractivas. Hay plazas libres y gente interesada, el problema son los alquileres turísticos y la oferta de viviendas de vacaciones ilegales».José Bosch, presidente de la Asociación de Restaurantes de Menorca, miembro de la CAEB, insiste. ‘Hay gente interesada en ceder espacios para utilizarlos como viviendas para alojar a su personal, pero no respetan la normativa urbanística’, añade Bosch, que hace un llamamiento a la administración para encontrar una solución común y evitar que el problema continúe.
El artículo
Ya se ha demostrado que es posible prolongar la temporada, pero sólo si hay trabajadores».