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Los hoteleros de Mallorca presionan para que se implanten voluntariamente camas elevadas, mientras que los de Menorca no se plantean el problema.

En se dio la alarma sobre una posible enmienda a la Ley de Turismo que derogara el requisito de camas elevadas en la primera reunión que el conseller balear de Turismo, Jaume Bauzà, mantuvo con los hoteleros de Mallorca para hablar de la nueva estrategia y política turística para esta legislatura. Bauzà subrayó que «elaboraremos una ley consultando al sector». Entre los temas tratados, la presidenta de la Agrupación de Cadenas Hoteleras de Balears, Carolina Quetglas, afirmó que la instalación de parterres elevados no debe ser ‘obligatoria ni debe imponerse’, sino que debe ser voluntaria. Al mismo tiempo, aseguró que muchos empresarios ya han optado por su implantación.

La cuestión quedó sin resolver. Bauzà declaró que se escucharía a toda la industria «no sólo a la industria hotelera», pero las palabras de Quetglas, con la exigencia de la supresión de la exigencia de esta mejora en la ley, ya han puesto en alerta al sindicato de camareras de piso de Baleares, porque para las camareras de piso ésta es una línea roja, ‘si ellos la cruzan, nosotras también’, han advertido. La capacidad de movilización de la asociación, sin embargo, es desconocida en Menorca, donde la organización se disolvió en otoño de 2022.

La asociación había estado presidida por María Jesús Cerezález, que en su momento admitió que la entidad había dejado de existir por la desilusión de los trabajadores, un descontento que ni siquiera la Ley de Turismo y las promesas de mejora, como la instalación de camas elevadoras y la medición de la carga de trabajo, habían conseguido mejorar. Estaban llegando al final de un periodo y una temporada agotadores, excepcionales en términos de actividad turística, sin expectativas de obtener una mayor consideración por su trabajo.

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Durante la reunión entre el consejero de Turismo y los hoteleros mallorquines, éstos también hicieron hincapié en la importancia de los incentivos, que, según la presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María Frontera, deberían extenderse a «todo el ecosistema turístico» y no sólo a los hoteles. Estos últimos, añadió, están a la espera de fondos europeos que les proporcionen la inversión necesaria para continuar la transformación del sector y su adaptación a la ley.

Ashome

Por su parte, el Asociación Hotelera de Menorca (Ashome) no discutió si la instalación de camas elevadoras debía ser obligatoria o voluntaria. ni «será una lucha» por parte de la Asociación de Empresarios de Menorca, que afirmó que es ‘que nos den el tiempo que necesitamos’, para que las empresas puedan incluirlo en sus planes de inversión’. Así lo subraya la directora de Ashome, Azucena Jiménez, que considera que la nueva ley de turismo debe ser «una legislación creativa e innovadora» e insiste en que «no se cuestione lo que es bueno para las empresas y los trabajadores». La asociación no maneja datos sobre el número de camas elevadas instaladas, pero constata «una actitud proactiva» de las empresas, preguntando al organismo si están obligadas a introducir esta mejora en sus establecimientos este año. Ashome afirma que todos los establecimientos deben tener «las mismas reglas del juego», sin hacer distinciones entre tipos o categorías.

Y para profundizar en el tema aquí la fuente

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Periodista en Gaceta Balear

Martina Rodríguez es periodista española nacida en Mallorca, España, en 1965. Comenzó su carrera trabajando como reportera local para el Diario de Mallorca. En 1993, fue contratada por el periódico nacional El País, donde trabajó como corresponsal en la oficina de Madrid. También ha trabajado como periodista independiente para varias publicaciones, incluyendo El Mundo y The Guardian. En los últimos años, ha sido colaboradora habitual de la revista online Gatopardo.

Rodríguez está considerada como una de las principales periodistas españolas. Ha ganado varios premios por su trabajo, entre ellos el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid (2003) y el Premio Nacional de Periodismo (2007). En 2010 recibió el prestigioso Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Rodríguez también ha participado activamente en la promoción de la libertad de prensa y la libertad de expresión en España. En la actualidad colabora con el diario de las islas baleares: Gaceta Balear.

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