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Las caras y las colas de ser premium

Como nos gusta eufemizar, dar vueltas con las palabras y ocultar su significado. decimos libre cuando es algo barato, cuando hablamos de turismo de calidad, cuando realmente queremos que la gente que nos visita tenga más dinero y lo gaste abundantemente, eso sí, con cierto nivel de educación, sensibilidad y respeto por la isla, algo por cierto, no siempre está ligado al tamaño de la cartera, pero se supone. Me recuerda al título de esa película de los 90 «¿Por qué lo llaman amor cuando significa sexo?» Porque es lindo romantizar y endulzar todo, ya sea una relación o un negocio. En este último caso, no cabe duda de que Menorca se está convirtiendo en un destino de moda para el segmento de lujo, es decir, los ricos. Los hoteles ‘boutique’, como se les llama, están en pleno apogeo, pese a la moratoria de plazas, una veintena están pendientes. Buscan un público con alto poder adquisitivo. En la costa, viejos bloques de mal gusto se rehabilitan para convertirlos en lugares de ensueño para clientes exquisitos. La oferta complementaria se ajusta a esa demanda y los precios suben. En el contexto de la inflación actual, esto es aún más significativo, sobre todo porque los sueldos de los menorquines durante el año están estancados y no pueden competir ni escapar, ahora ya todo es zona turística y agosto se hace en cualquier andén de la costa. o tierra adentro. .

El principal encanto del destino y lo que lo hace exclusivo es su nivel de conservación y su autenticidad, por lo que al final, el sistema que lo monetiza todo ha engullido también los espacios que estaban en duda de la naturaleza y que tienen que proteger a quienes habían luchado , Están. parte del producto.

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¿No es todo esto un sueño? Sí, o al menos hay un debate interminable sobre atraer a ese turista de calidad que agradece la garantía, pero cuando el lujo de toda la vida se convierte en lujo, la gente sencilla ya no lo tiene. En verano no tiene el estatus deseado y en invierno se queda sin oferta.

Y para profundizar en el tema aquí la
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Periodista en Gaceta Balear

Martina Rodríguez es periodista española nacida en Mallorca, España, en 1965. Comenzó su carrera trabajando como reportera local para el Diario de Mallorca. En 1993, fue contratada por el periódico nacional El País, donde trabajó como corresponsal en la oficina de Madrid. También ha trabajado como periodista independiente para varias publicaciones, incluyendo El Mundo y The Guardian. En los últimos años, ha sido colaboradora habitual de la revista online Gatopardo.

Rodríguez está considerada como una de las principales periodistas españolas. Ha ganado varios premios por su trabajo, entre ellos el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid (2003) y el Premio Nacional de Periodismo (2007). En 2010 recibió el prestigioso Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

Rodríguez también ha participado activamente en la promoción de la libertad de prensa y la libertad de expresión en España. En la actualidad colabora con el diario de las islas baleares: Gaceta Balear.

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