En las aotografías aparece la pareja paseando y en un centro de yoga, desmintiendo así todos los rumores de ruptura. Estos instantes se han hecho públicos casi un mes después de que se publique que Iñaki había viajado hasta Suiza para reunirse con su todavía mujer. Se encapsula para producir horas antes de que emitieran el comunicado en el que confirmaran la «interrupción de su relación matrimonial». Lecturas resultó que el exjugador de balonmano y su hijo Miguel Urdangarin se trasladaron hasta Ginebra para mantener una reunión familiar con Cristina e Irene, la hija menor del matrimonio que vive con ella.
Las dudas sobre la vuelta del matrimonio aumentaron cuando Mario Pascual Vives, abogado de Urdangarin, aseguró en Rac1 que la separación «no es un cese de la relación ni un divorcio, es un tiempo que ellos se dan. Tampoco se han marcado ningún plazo concreto». La ya expareja pone así fin a 24 años de matrimonio, una relación que ha estado marcada por el nacimiento de sus cuatro hijos y por el caso Nóos. Su historia de amor comenzó en los Juegos Olímpicos de Atlanta en el año 1996, cuando una joven Cristina conoció a Iñaki, que participaba como jugador de la selección de balonmano.