Además, tras la mala cosecha del año pasado en toda España, principal país productor del mundo, en lugares como Andalucía se están acabando las existencias y las reservas se hallan bajo mínimos, una situación que se agravará con las malas previsiones para este año, a causa de la ausencia de lluvias y de las altas temperaturas que se han registrado durante la época de floración de los olivos, en los meses de mayo y abril.
Menorca
En Menorca, sin embargo, la situación es distintaya que no hay grandes extensiones de olivos en régimen de secano, como en la Península, y predominan las plantaciones modernas y pequeñasque cuentan con sistemas de riego automático. Asimismo, en la Isla, la mayor parte de los olivos se han plantado en las últimas décadas, y la mayoría de los productores ha instalado sistemas de goteo para garantizar el óptimo crecimiento de los árboles. Por todo ello, el sector olivarero menorquín no está tan expuesto a la incertidumbre de las lluvias y los productores locales no sufren, en este sentido, como sus homónimos peninsulares.
El olivo es un árbol de secano, pero es muy importante que, sobre todo en primavera, cuando se produce la floración, los olivos reciban el agua que necesitan, y esto nosotros lo podemos asegurar mediante el gota a gota», señala Enric Picanyol, gerente de la finca de Morvedra.
Previsión
Después de un 2022 malo en cuanto a volumen de producción en Menorca, este año el sector espera una buena cosecha, si no tiene lugar ningún suceso meteorológico adverso, como la granizada del mes de septiembre del año pasado, que en fincas como Morvedra Vell hizo perder hasta un tercio de la producción. De momento, este año las temperaturas han acompañado y las tormentas de finales del mes de agosto han ido bien a los cultivos, por lo que las perspectivas son buenas.
«No hemos sufrido la sequía porque tenemos regadío, las tormentas no nos han hecho daño y el fruto lo tenemos muy sano, por lo que la cosecha se presenta bien’, explica Isaac Herrera desde Pont Modorro, uno de los principales productores de la Isla, que este año espera producir unos 5.000 litros de aceite.
Otros productores, como Son Felip, también consiguen hacer frente a la sequía mediante técnicas de agricultura regenerativa, que se han convertido en un ejemplo de sostenibilidad y recuperación del paisaje. «Nosotros hacemos agricultura ecológica y no labramos para que el suelo esté siempre cubierto de vegetación, y esto nos ayuda a retener el agua y la humedad cuando llueve», explica Víctor Labori, director comercial de la finca. En este lloc de Ciutadella, también disponen de sistemas de riego automático, aunque señalan que no es lo mismo regar en medio de altas temperaturas y en un ambiente seco, que hacerlo en condiciones que permitan una mejor conservación y aprovechamiento del agua.
En cuanto a la previsión para este año, Labori remarca que «el olivo es un árbol bianual, que un año produce más fruto y otro hace más ramas, y aunque se intenta equilibrar mediante la poda, en general es difícil hacer predicciones». A pesar de ello, y cuando todavía faltan unas semanas que son muy importantes antes de la cosecha, de momento las perspectivas son buenas en el sector olivarero menorquín.
La cosecha en Menorca tiene lugar en el mes de octubre, y como se realiza en dos o tres semanas, todas las olivas se recogen en el mejor momento. En cambio, en las grandes extensiones de olivos de la Península, la cosecha se puede alargar hasta tres meses y no todos los frutos se pueden recoger en el momento óptimo.
La calidad determina el precio final
En Menorca se produce principalmente aceite de oliva virgen o virgen extra, y la calidad del producto es lo que marca el precio. «Aquí no producimos aceite refinado como en la Península y, por ello, no jugamos en la misma liga. Incluso el aceite virgen extra de la Isla siempre es más caro, porque el de aquí es un producto premium. Nos tenemos que comparar con los aceites que se venden en formatos de litro o medio litro, y no con los aceites que se venden en botellas de plástico de cinco litros’, afirma Enric Picanyol desde Morvedra Vell.
Sin embargo, aunque la sequía no sea un problema que quite el sueño a los productores de la Isla, desde la Associació Oli de Menorca, señalan que sí preocupa el aumento de los costes de producción que afectan a todo el campo olivarero español, a los que se suman en Menorca los relacionados con la insularidad y el transporte, factores que sí influyen en el precio final.
El apunte
Martín Varsavsky se suma a la producción de aceite menorquín