La revolución digital procedente del encarcelamiento se nos ha ido de las manos. Esto es lo que un grupo de 220 padres, profesores, psicólogos y pedagogos de Menorca promueven un retroceso en el uso de dispositivos electrónicos en las aulas.¿El motivo? Aparte de la percepción personal de las familias, los informes de las distintas organizaciones coinciden en lo siguiente que el uso abusivo de Chromebooks y ordenadores distrae a los alumnos, empeorando el aprendizaje y desalienta una cultura de compromiso entre nuestros hijos.
Este movimiento, que surgió en verano a partir de un grupo de WhatsApp, tiene por tanto redactado un manifiesto para recoger firmas con el fin de que el Ministerio de Educación del gobierno «revise» la creciente digitalización que se está llevando a cabo en las escuelas y que «reconsidere» la sustitución de los libros de texto tradicionales por Chromebook y otros dispositivos digitales. En cualquier caso, debería «ofrecer una metodología de aprendizaje utilizando herramientas no digitales como medio alternativo» para las familias que no autoricen la apertura de una cuenta de correo electrónico a nombre de sus hijos.
El objetivo, dice la portavoz del grupo, Marta Cardona, «es que nos den pruebas de que así nuestros hijos aprenden más y mejor».. De lo contrario, exige que se «retiren» los dispositivos de las aulas y que se detenga la «brutal» inversión realizada en sólo dos años para digitalizar las escuelas e institutos de las islas. Véase La Conselleria ha invertido 16 millones de euros, dos de ellos en Menorca, para facilitar las aulas digitales. y se han destinado otros 3 millones de euros a la compra de ordenadores para alumnos vulnerables en Baleares.
El manifiesto señala que «se está haciendo una inversión pública muy grande con pocas pruebas de sus beneficios pedagógicos y muchas pruebas que no favorecen ni justifican su uso generalizado». Ademásestán «en contradicción» con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). o de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que limitan el tiempo máximo de exposición a la pantalla a una hora para los niños de dos a cuatro años, y lo amplían a sólo dos horas diarias para los niños de cinco a 17 años. Antes de los dos años, la exposición debe ser nula.
Además, subrayan que la digitalización «contribuye al monopolio comercial, ya que nos obliga a ser clientes de los productos que exige».y tiene efectos nocivos para el medio ambiente, ya que aumenta las emisiones de gases y convierte los aparatos electrónicos en residuos contaminantes.
El grupo busca un «gran pacto social» que, con el acuerdo de todas las partes, extienda el rechazo a las pantallas. Por tanto, el siguiente paso es ‘prohibir el móvil como adicción’ en escuelas e institutos y que se «proteja» a los niños menores de nueve años. La propuesta también pide que se «racionalicen» las redes Wi-Fi en las escuelas y que parte de la inversión en dispositivos electrónicos se destine a mejorar o potenciar la contratación de personal docente.
Los promotores, que debían celebrar una nueva reunión de trabajo este sábado, decidieron no asistir a la reunión, presentaron sus puntos de vista al Consell Escolar y a la Federación de Padres de Menorca (Fapma).. También han extendido sus redes al Parlament donde, por iniciativa de Cristina Gómez (Unides Podem), una comisión de expertos analizará el impacto de las nuevas tecnologías y la digitalización en las aulas.
La propia Unesco advierte de que las tecnologías educativas «pueden tener un efecto perjudicial si se utilizan de forma inadecuada o excesiva». Y el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad coincide, confirmando el «riesgo» que existe, a partir de los 12 años, de utilizar Internet y las redes sociales de forma «compulsiva». Según sus conclusiones, la digitalización «resta tiempo al estudio y reduce la práctica deportiva», pero también tiene un efecto positivo sobre la salud mental, estimulando la vena creativa de los jóvenes y la conexión con su entorno. Sin embargo, el autor recomienda sensibilizar a la población para encontrar el punto adecuado para aprovechar sus beneficios sin sobrecargar las actividades cotidianas de los adolescentes.
Estados Unidos también ha dado la voz de alarma esta semana. 41 de sus estados han denunciado a Meta por los daños que causa a la salud mental de los menores. En concreto, acusan a Facebook e Instagram de crear adicción en los niños. De hecho, entre 2011 y 2021, se duplicó el número de casos de depresión entre los adolescentes norteamericanos.
El punto
Cuidado con DesMOBILitza’t, desconnect@’t y el espejo de Toulouse