El Sevilla ganó con contundencia en su estadio para alejarse del descenso. Tres puntos importantes ante el Mallorca (2-0) que, además, permiten la redención de un equipo que no dio señales de vida ante el Barcelona en la jornada anterior. El Sevilla jugó una primera parte soberbia ante un Mallorca algo flojo, que se vio sorprendido por la garra de un equipo renacido gracias a los tres fichajes de invierno, Badé, Gueye y Bryan Gil, y al eterno activo Navas, excelentemente secundado por En-Nesyri. El Sevilla, bajo presión tras la victoria del Cádiz contra el Girona, puede respirar aliviado antes de su regreso a la competición europea contra el PSV el próximo jueves. «Este equipo de Sevilla ha competido muy bien. Marcamos dos goles rápidos y volvimos a poner el partido de cara», admitió Bryan Gil en el día de su 22º cumpleaños. El Sevilla lleva ya cuatro victorias consecutivas en su estadio, donde ha recuperado esa sensación de fortaleza tan desconocida en una primera mitad de temporada tan mala. «Este Sevilla me ha recordado a mi primera temporada. Esperamos seguir así», dijo Jorge Sampaoli.
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Bono, Nianzou Tanguy Kouassi, Loic Bade, Gudelj, Pape Alassane Gueye, Jesús Navas (Montiel, min. 58), Bryan Gil Salvatierra, Fernando (Marcos Acuña, min. 81), En-Nesyri (Rakitic, min. 73), Suso (Lucas Ocampos, min. 73) y Óliver Torres (Joan Jordán, min. 81).
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Predrag Rajkovic, Raíllo, Valjent (Abdón Prats, min. 83), Augustinsson (Tinotenda Kadewere, min. 71), Nastasic, Pablo Maffeo, Lee Kang-In, Dani (Amath, min. 63), Iddrisu Baba (Manu Morlanes, min. 63), Ruiz de Galarreta y Muriqi
Objetivos 1-0 min. 27: En-Nesyri. 2-0 min. 40: Bryan Gil Salvatierra.
Árbitro Javier Iglesias Villanueva
Tarjetas amarillas Lee Kang-In (min. 35), Iddrisu Baba (min. 58), Bryan Gil Salvatierra (min. 71), Montiel (min. 83), Joan Jordán (min. 84) y Gudelj (min. 90).
Cuando menos se esperaba, tras el fiasco del Camp Nou, apareció el mejor Sevilla que se recuerda. Un equipo potente, rápido y vertical, que no dudó en someter a un asedio constante a un sorprendido Mallorca, incapaz de mantenerse a flote ante la tempestad que se abatió sobre ellos. Como si el tiempo se hubiera detenido, el Sevilla se movió al ritmo del equipo que lo hizo temible, sobre todo en su campo, el sagrado terreno del Sánchez Pizjuán. Allí, donde se sienten intocables al abrigo de sus propios fans.
Sevilla era un ciclón. Un equipo que aplastó al Mallorca en la posesión del balón y que encontró un filón en las dos bandas con dos excelentes canteranos, Jesús Navas y Bryan Gil. Fue un equipo bien rediseñado por Sampaoli, que dejó a Rakitic y Jordán en el banquillo para permitir al Sevilla desbocarse e ir a por el rival. El equipo andaluz lo hizo todo en una primera parte espectacular. Siempre jugaron en el campo del Mallorca y fue Rajkovic quien mantuvo el marcador igualado ante el bombardeo del Sevilla. Un equipo en el que recién llegados como Pape Gueye dibujaban pases de ensueño. En-Nesyri se aprovechó con un control prodigioso y un remate de crack. Un error del fiable Rajkovic favoreció el gol del delantero marroquí, otro jugador renacido. El propio En-Nesyri fue la clave del segundo gol del Sevilla, que llegó gracias a su internada en el área local. Fue una magnífica serie de uno contra uno con el delantero en cabeza hasta que el balón llegó a Navas. El centro del extremo fue rematado a gol por el otro extremo, Bryan Gil. El Sevilla sí que sabía utilizar sus alas.
La exhibición del Sevilla fue monumental ante un Mallorca que no se presentó en el Pizjuán. Mientras tanto, las estadísticas dieron la razón al valiente planteamiento de Sampaoli: 10 disparos del Sevilla (seis a puerta) contra dos del Mallorca (ninguno sobre la portería de Bono) al descanso.
La segunda parte fue muy similar a la primera. El Mallorca, muy flojo lejos de su estadio, apenas tenía recursos para amenazar al Sevilla, seguro de su ventaja de dos goles y con menos ambición tras las salidas de Navas y En-Nesyri. Sólo una pillada de Badé a Muriqi, cuando el delantero del Mallorca se iba solo, podría haber creado problemas al Sevilla. «Fue muy poco», dijo el árbitro Iglesias Villanueva dirigiéndose a Raíllo, el capitán del Mallorca. Todo terminó en una primera parte espléndida para el Sevilla, que tenía una enorme sonrisa en la cara.
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Martina Rodríguez es periodista española nacida en Mallorca, España, en 1965. Comenzó su carrera trabajando como reportera local para el Diario de Mallorca. En 1993, fue contratada por el periódico nacional El País, donde trabajó como corresponsal en la oficina de Madrid. También ha trabajado como periodista independiente para varias publicaciones, incluyendo El Mundo y The Guardian. En los últimos años, ha sido colaboradora habitual de la revista online Gatopardo.
Rodríguez está considerada como una de las principales periodistas españolas. Ha ganado varios premios por su trabajo, entre ellos el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid (2003) y el Premio Nacional de Periodismo (2007). En 2010 recibió el prestigioso Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Rodríguez también ha participado activamente en la promoción de la libertad de prensa y la libertad de expresión en España. En la actualidad colabora con el diario de las islas baleares: Gaceta Balear.