La anomalía de Rafa Ruiz

Ahora resulta que, como se enteró Periódico de Ibiza y Formentera , que afecta mucho a Rafa Ruiz, Nascor Training compró una empresa en 2018 -una de sus tantas empresas, me refiero- al ex teniente de alcalde del Ayuntamiento de Eivissa, Alfonso Molina (PSOE). Años más tarde, en 2021, Nascor Training convertible adjudica la redacción del Plan de Juventud y Adolescencia por 67.000 euros. Y un año después, Nascor Training contrata a la secretaria general de Juventud Social Ibiza, Azahara Peña, recién licenciada en Educación Social.

Se dirá, y con razón, que no tiene nada de ilegal, por supuesto. No hay ninguna irregularidad en lo anterior, por supuesto. Pero no me negarán que la coincidencia de nombres tan conocidos entre las filas del PSOE de Ibiza es asombrosa y vista en su conjunto, es lamentable.

Con un tejido empresarial tan abundante, la mano derecha del alcalde Rafa Ruiz, Alfonso Molina, colabora en ocasiones con la Administración, normalmente en temas de formación, donde las instituciones contratan empresas privadas para impartir cursos a determinados colectivos que necesitan mejorar sus conocimientos y habilidades.

Es muy lógico que sea así, porque la Administración no tiene ni los recursos ni el personal cualificado para enseñar fuera del sistema educativo, porque ese no es su trabajo. Pero ya se sabe que, al amparo de las instituciones y de los subsidios o contratos públicos que otorgan, hay personas que muestran una gran capacidad para ser beneficiarios de los recursos públicos, convenientemente repartidos por políticos aliados o amigos de los justos.

Alfonso Molina tuvo que dimitir de su cargo de primer teniente de alcalde de Hacienda y de la Administración Pública del Ayuntamiento de Ibiza en mayo de 2018 cuando este maldito diario publicó que el Servicio de Empleo de Illes Balears (SOIB) le exigía 27.133, 14 euros por íntegramente de una subvención concedida a una de sus empresas, para impartir cursos de formación a desempleados, cuando se detecten irregularidades.

Si no fuera por Periódico de Ibiza y Formentera nada se sabría de la catarata de irregularidades detectada por el SOIB (organismo público que depende del Govern Balear y cuyo ministro Treball, el socialista Iago Negueruela) preside, con el objetivo de subir vergonzosamente los costes de los cursos en beneficio de otras empresas de su propiedad, 0. Con toda probabilidad, Alfonso Molina seguiría siendo alcalde en la sombra.

No hemos sabido nada más de la situación y por lo tanto, no sabemos si Molina pagó o no lo que exigía el Gobierno. Pero sabemos de la apasionada defensa que de ella hace la Federación Socialista de Ibiza (FSE-PSOE), cuyos dirigentes no dudaron en tachar la información aquí publicada, primero de falsa y después, con las pruebas del informe SOIB delante de ellos. de injusta persecución.

Rafa Ruiz repite la misma defensa, enfadada y airada, de su exasesor, Alfonso Molina, al que califica de «honesto y competente», por lo que a algunos les gustaría que desapareciera de la faz de la tierra.

Entre que Molina tenga que desaparecer de la faz de la tierra y convertirse en la Madre Teresa de Calcuta, hay una gran distancia y no se trata de una cosa o de la otra. Pero si en 2018 Ruiz no consideró que su mano derecha debía dimitir, no entendió el más mínimo problema cuando se descubrió que trabajaba para la concesionaria de alumbrado público de Vila, Citelum Ibérica, algo poco ético si no exactamente. violando las normas sobre la inconformidad, no iba a objetar ahora un nuevo caso intestinal de emplear a amigos socialistas.

Cuando el Ajuntament d’Eivissa (disculpen) es una ladera apestosa donde se contratan a mano a compañeros de partido y empresas de sus cónyuges, bajo la presidencia de Rafa Ruiz, no se esperaba que el alcalde y su socio empresarial Podemos,. Aitor Morrás, ahora estará sensible por una nueva flatulencia detectada en Can Botino.

Lo que es vivir rodeado de corrupción, es que uno se acostumbra y ya no la ve. E incluso es capaz de describir a Molina como «una persona honesta». Insensible al hedor. Se llama anosmia y es difícil de curar.