Aunque los bares y restaurantes de Ibiza están repletos de clientes celebrando la Navidad y en las tiendas estos días se está bromeando con las tarjetas de crédito, hay otra realidad en la isla: la realidad de tantas personas sin hogar viviendo en nuestras calles.
Es cierto que con la apertura del centro Sa Joveria, algunas de estas personas han salido de la calle y ahora tienen una cama para dormir. Otros, con enfermedades mentales graves o adicciones, prefieren pernoctar en portales, edificios abandonados o cualquier recoveco de la ciudad. Sin duda, es lo más parecido a casa que podrán conseguir en este momento.
Sin embargo, estos ciudadanos no están solos. En Vila, de lunes a viernes, voluntarios de la Unidad Móvil de Emergencias (UES) visitan a los sin techo por la noche. Recientemente, la entidad cambió su nombre para no confundirse con un conocido grupo militar.
Una sopa calentita, una manta o incluso una postal navideña en estas fechas tan especiales ayudarán a las personas sin hogar de Ibiza a sobrellevar mejor las noches frías.
UES
Pasan unos minutos de las 20:00 horas y las tres voluntarias que partirán hoy (ayer para el lector) en la furgoneta de la UES -Sandra, María José y Eva- completarán todos los preparativos. Mientras uno de ellos ve el caldo hirviendo a fuego lento, otro recuerda que los cepillos de dientes deben ser reemplazados en la camioneta.
Es viernes por la noche, por lo que van a repartir productos básicos de higiene personal.
«Me encanta hacer sopa», dice María José, una maestra que se ofreció como voluntaria al día siguiente de jubilarse.
Durante los preparativos, Mario pasa por la sede de la Cruz Roja. Acaba de volver de su recorrido por el pueblo de Sant Antoni de Portmany y explica cómo han sido atendidas hoy cuatro personas. Al mismo tiempo, pide leche y comida para los animales.
En la cocina, los voluntarios también preparan leche con cacao.
Silvina Carrillo, trabajadora social y líder del programa para personas sin hogar, también es voluntaria en la UES. En total, hay unos 60 repartos entre Vila y Sant Antoni.
Según explica, en Ibiza salen casi todas las noches: de lunes a viernes hasta alrededor de las 23 horas.
Hace un tiempo decidieron cambiar la ruta de la furgoneta. La razón es que cada vez menos personas sin hogar pasan la noche en la ciudad. Por eso, cuando salen con el vehículo de Cruz Roja, recogen donaciones de los establecimientos cooperativos, principalmente de productos de alimentación, para hacer allí la primera parada en el aparcamiento de Multicines y poco después dirigirse a la estación marítima de Formentera.
«Desde la puesta en marcha del centro en Joveria, la verdad es que no hemos notado grandes cambios. Allí entraba gente, no solo de Ibiza, sino de todos los municipios de Ibiza, salen casi todas las noches: de lunes a viernes hasta las 23:00 horas
Silvina admite que muchas personas son «absolutamente renuentes» a buscar ayuda. Entonces, si ellos no van a la Cruz Roja, la ONG va a ellos.
En la primera parada de los Multiplexes, una decena de personas -todos hombres- esperan a los voluntarios. La mayoría de ellos se niegan a hablar. Un joven llamado Ángel explica la importancia de poder recibir ayuda de la UES.
«Estoy sola, duermo en la calle y soy de la isla. Estoy en la calle con un resfriado que no se ve”, lloró.
Dos jóvenes búlgaros también esperan a que llegue la furgoneta. Otro hombre de 52 años declara que se está muriendo de sida y cuenta su dramática situación.
Silvina señala que algunos de los usuarios de la UES son personas con trabajo, aunque necesitan ayuda de Cruz Roja por diversas razones. «La gente de la calle tiene una vida muy dura», dice.
En la otra cara de la moneda, recuerda también que alguien en la calle logró salir, aunque al menos lo son.
«Después de eso, incluso son voluntarios y nos ayudaron», dijo.
Experiencias
Meses atrás, la consejera de Bienestar Social de Ibiza, Carolina Escandell, vivió con la UES “una noche intensa, emotiva y muy interesante” en la que estuvo con los voluntarios de la unidad en su forma habitual.
Al participar en esta experiencia, Escandell trató de conocer de primera mano el trabajo de Cruz Roja. «Te vas a casa con el corazón conmovido», dijo.
«La cantidad de usuarios varía mucho por una cuestión estacional. Muchos vienen a Ibiza y les cuesta encontrar un sitio donde dormir más tarde”, explicaban también el pasado mes de noviembre desde Cruz Roja de Ibiza.
Lo cierto es que es casi imposible irse a casa sin tocarse el corazón, una vez que se conoce íntimamente el trabajo de la UES.