Este domingo, 2 de abril, se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, un trastorno del neurodesarrollo que afecta principalmente al área social, con dificultades para gestionar las relaciones. interacción social y comunicación y flexibilidad en el pensamiento y el comportamiento. La prevalencia es del 1% de la población, incluso mayor en algunos estudios. El porcentaje actual es cuatro hombres diagnosticados por cada mujer. De estos casos, el 20-25% están asociados a un síndrome genético y a una discapacidad intelectual, pero la mayoría no tienen una causa reconocida.
Juana María Andrés, psiquiatra infantil del IBSMIA, señala que se ha producido un aumento de la concienciación y conocimiento del autismo en los profesionales de la educación y la sanidad y también en la población general, gracias a la formación realizada a lo largo de los años. Esto se ha traducido en un aumento de los contactos con el Instituto. Equipo EADISOC (Equip d’Avaluació de Dificultats Socials i Comunicatives), desde su creación en 2010. «La realidad es que resulta muy difícil comprender las dificultades de los niños con autismo en la vida cotidiana, que son muchas, y adaptar el entorno a ellas para que hacerles la vida más fácil. No podemos esperar que la persona con autismo se adapte.
No hay cura
El trastorno del espectro autista es un condición que se da al nacer y se manifestará en el curso del desarrollo. Actualmente no tiene cura. Cuando un psiquiatra infantil decide iniciar un tratamiento farmacológico (siempre con el consentimiento de los padres) es por la presencia de otro trastorno asociado (TDAH, ansiedad, depresión, insomnio, agresividad…) que puede tratarse con fármacos. El objetivo es siempre mejorar la calidad de vida del niño. La medicación se mantiene el tiempo necesario hasta la remisión de los síntomas, no se prescribe de por vida, ya que no existe ningún medicamento que actúe sobre los síntomas centrales del autismo.
Según la experta del IBSMIA Juana María Andrés, «hay estudios que buscan posibles causas del aumento de casos de autismo. aumento de la edad a la que se es padrelo que implica una menor calidad de los genes transmitidos a la descendencia; mientras que otros estudios se centran en factores medioambientales, como la contaminación atmosférica, que influyen en el embarazo y el primer año de vida, pero no hay nada definitivo», subraya el psiquiatra.
Como la atención al autismo es bastante reciente, se supone que hay muchos casos sin diagnosticar. Esto significa que un gran número de personas con dificultades para relacionarse no han sido diagnosticadas o lo han sido erróneamente debido a la aparición de problemas adicionales como ansiedad, depresión o trastornos obsesivos. Todo ello da lugar a dificultades de adaptación social, autonomía y búsqueda de empleo. en la vida adulta. El diagnóstico debe realizarse en unidades de adultos que atiendan a personas mayores de 18 años.
Más niños que niñas
Los estudios confirman que dificultades sociales en los chicos son evidentes, como la falta de contacto visual, la falta de interés social, el comportamiento repetitivo y los gustos minoritarios en temas como el transporte, la mecánica o la ciencia. En las niñas, en cambio, los síntomas son más leves, ya que han desarrollado el llamado fenómeno de camuflajeEn otras palabras, han aprendido a hacer lo que se espera de ellas y a pasar por buenas chicas tímidas.
«Las chicas pueden aparecer jugar con otros compañeros o participar en un grupo cuando en realidad están en «forma de satélite», sin mantener una interacción adecuada. Quieren imponer su propio juego o dejarse controlar por otros niños. Tienen intereses que, a diferencia de los niños con TEA, no son tan atractivos: las princesas, la lectura, los animales, el anime», añade Juana María Andrés. Pero con el tiempo desarrollan problemas emocionales relacionados con la ansiedad, la depresión, los trastornos obsesivos, los trastornos alimentarios e incluso las autolesiones.